lunes, 11 de octubre de 2010

El Viajero...

























Aún con la respiración alterada y el corazón latiéndome a toda velocidad me siento en mi butaca, en este tren que casi pierdo y que he tenido que correr para poder coger y no quedarme en tierra. Según oigo el pitido y sus ruedas empiezan a girar más rápido, mis latidos se van ralentizando. Con el tren ya a toda máquina llega la calma. Veo pasar la ciudad que queda atrás para dar paso a las llanuras infinitas. De vez en cuando un túnel, pues algunas montañas son demasiado abruptas como para pasarlas por encima, y demasiado grandes como para sortearlas. No es más que una oscuridad temporal, y sueles saber que viene cuando miras por la ventanilla y ves que la locomotora ya está entrando. Sin embargo ese momento en el que se va la luz del día y solo queda la luz artificial que mana de las bombillas siempre causa una mezcla entre sorpresa y un cosquilleo extraño. Quizás después de muchos viajes te acostumbras a estos cambios, pero acordémonos de cuando éramos niños… ¿no era algo parecido a “Mamá, Mamá ¡que entramos en el túnel!”? En aquellos días todo era nuevo y excitante… ¿cuándo dejamos que la monotonía y la costumbre lo sustituyesen?

Pensándolo detenidamente no hay nada más interesante que un viaje de tren. Es ese momento en el que puedes hacer muchas cosas que a diario no sueles poder, por las prisas que rigen la vida que llevamos. Puedes dejar que el paisaje, siempre cambiante, desfile ante tus ojos como un sueño, pensando en lo que ves… y en lo que puede haber más allá. Te llega una conversación ajena. Dos chicas que hablan sobres sus triunfos o desdichas amorosas poniendo énfasis en cosas que parecen tontas, o más bien, sencillas. Ignorante de ti, cuando por experiencia propia te das cuenta de que estas cosas tan sencillas pueden convertirse en un mundo. Un empresario discute el futuro de la empresa por su Blackberry. Un niño no para de martillearte los oídos con su constante, imparable y penetrante llanto…Es entonces cuando decides sacar ese libro que llevas semanas leyendo pero que nunca tienes tiempo para él. Es un amante paciente… y casi siempre te devuelve el cariño que le das de la manera más recíproca que puede: te otorga horas de entretenimiento, te puede hacer reír o llorar, te puede hacer meditar sobre algo, aclararte las ideas… o cambiarte la vida.

Un viaje te puede cambiar la vida, sea cual sea tu destino. Como ya dije una vez: uno no es el mismo que era hace un segundo, menos aún cuando reflexiona.

Pero…¿por dónde íbamos? Con este ensimismamiento me he perdido y casi me paso de mi parada. Vaya… otra vez con prisas para coger el trasbordo. Todo para acabarlo perdiendo y tener que esperar al siguiente. En ese momento siento enfado y maldigo mi mala suerte, es la 3ª vez que me pasa en poco tiempo pese a que corro. Echo la culpa al retraso del tren anterior, o debería echársela al haberme quedado embobado (eso lo sé aunque no lo admita…). Me quedo mirando cómo se va el tren que acabo de perder y no me doy cuenta de que antes o después llegará el siguiente. Me enfurruño y tiro la mochila contra el banco más cercano donde me siento (de mala gana, pues la butaca del tren era más cómoda). No se me pasa por la cabeza en ese momento algo que ya en casa tranquilamente veo clarísimo: mirar los horarios, ver cuánto tiempo dispongo y hacer algo útil con él en lugar de mirar los raíles vacíos esperando a que mi mente mágicamente materialice un tren que, por más que quiera, no va a aparecer mas que a la hora que le toque. O probablemente un poco más tarde, para que engañarnos

Entonces aparece ese dichoso tren. Vaya, esta vez es de los nuevos. Todo limpito, bien cuidado… atractivas azafatas… si vieseis el de la última vez… la ventana ni se cerraba. Y no, no era verano y la suave brisa que por ahí entraba era más bien una ráfaga de dagas de hielo. Si, son cosas que pasan. Los trenes que coges pueden ser nuevos o viejos. Seguro que RENFE tiene un orden interno, pero da más la sensación de que el tren que te toca es aleatorio. Tu lo coges y apechugas.

Y mientras voy en este ten tan nuevecito no hago más que pensar en el que he perdido, por la culpa del retraso del anterior tren ¡maldita sea! Seguro que cuando lo cuente me dicen que tenía que haber cogido el tren anterior (que por cierto lo vi alejarse y era de los viejos… seguro que más incómodo) para llegar al trasbordo a tiempo… ¡qué sabrán ellos! Aunque mis padres han viajado mucho en tren… quizás tengan razón... ¡O quizás la culpa al tenga RENFE!

A veces me acomodo a este tren que he tenido que coger. Otras veces sigo enfadado hasta que llego. Pero al final llego, a ese lugar donde llegan todos los trenes tarde o temprano: a su destino. Y por fin me puedo tumbar a descansar. Cierro los ojos y ante mi desfilan imágenes y recuerdos… de mi viaje en Tren

Es un escrito un poco extraño, lo se. Quizás demasiado metafórico… pero sabréis entenderlo.

martes, 21 de septiembre de 2010

Tiempo...












Tumbado en mi habitación oscura por la caida de la noche miro al techo, intentando reencontrarme con un amigo un poco furtivo y en muchas ocasiones evasivo: el sueño. Pocos sonidos perturban el silencio: alguna cañería; el ocasional coche que vuelve a su casa después de una larga jornada o quizás un encuentro con alguien alargado más de lo previsto, te preguntas por sus vidas, ¿quién serán? ¿estarán agobiados por las deudas como la gran mayoría del país? pero no es de eso de lo que quería hablar; oyes un camión de la basura... demasiado ruidoso para el silencio que le precedía y que le sucederá... se va el camión y otra vez silencio, casi completo. El casi viene por ese reloj que hace tic-tac, ese sonido que tenemos tan integrado en nuestras habitaciones. A nadie le extraña llegar a un sitio y oír "tic-tac", es más es hasta raro no oírlo, o por lo menos no tener noción del paso del tiempo. Si no tenemos reloj nos encontramos como perdidos, preguntamos la hora y cuando la vemos normalmente nos damos cuenta de que tenemos una noción equivocada de él y nos sorprendemos, necesitamos controlarlo. Como todo en nuestras vidas. El tiempo es de las pocas cosas que el hombre es incapaz de controlar... y eso eso le hace sentir indefenso ante el paso inexorable de éste, ante la moción eterna e imparable de las agujas de un reloj.

Pero realmente que es el tiempo... una vez más pongo una definición oficial de la RAE: "Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo." Perfecto... eso no dice absolutamente nada. ¿Qué es una magnitud física si no algo que el hombre ha definido? Claro, es comprensible, hubo un punto que aquello de que algo ocurrirá cuando “el sol esté en su punto más alto” se quedaba un poco escaso e impreciso para determinar en qué momento pasará. Así que se establecen horas, en intervalos regulares para controlar en qué momento estamos. Entonces el tiempo es una magnitud física indiscutible. Cada segundo es igual que el anterior. Existe el mismo intervalo entre todos los segundos, en todo momento y en cualquier lugar. El hombre una vez más consigue controlar algo que se le había escapado.
O tal vez no. Siempre hay alguien que fastidia todo. En este caso fue un tal Einstein, o algo así. Decía que el tiempo no era igual en todas partes, que pasaba más lento cuanto más te alejases del centro de este nuestro planeta. ¿ah! Y que si viajas a la velocidad de la luz el tiempo no pasa para ti. Entonces ¿qué demonios es el tiempo?
Como iba diciendo, oigo el tic tac de mi reloj, marcando el paso de los segundos, todos iguales… y diferentes a la par. Porque, aún tumbado en la cama, sin hacer nada, cada segundo es completamente diferente al anterior. Mis pensamientos evolucionan en una cadencia que, si no fuese por el agotamiento físico que tarde o temprano reclama su hueco y te sume en un sueño profundo, podría ser infinita. Así que en cierto modo no soy el mismo que hace un segundo. Y eso que un segundo nos parece un lapso ínfimo. ¿Qué hacemos normalmente en un segundo? Da tiempo (otra vez la dichosa palabra) a decir un “hola”, a tropezarte, más que de sobra da tiempo a encender un interruptor (de hecho la luz podría estar a 300 000 km de ti si la dejases, solamente en ese segundo). Incluso algunos dicen que da tiempo a enamorarse. Allá cada uno, enamorarse se disfruta más cuanto más evolucione el sentimiento. Pero no quiero irme por los cerros de Úbeda. En un segundo podrías encadenar decenas de pensamientos que te harán ser bastante diferente de lo que eras un segundo antes. Por no hablar de lo que ocurre en tu cuerpo mientras no miras, células que se replican, proteínas que se sintetizan… ¿un montón de cosas, que ni siquiera percibes!

Vámonos ahora al otro extremo. La Tierra se creó hace 4567 millones de años. Los dinosaurios se extinguieron hace 250 millones de años y el primer homínido apareció hace unos 4 millones de años. Ahora párate un momento, solo un momento e imagínate lo que son mil años... ¿puedes? Imagínate mil veces eso ¿sigues pudiendo? No olvides ese pensamiento e imagínatelo ampliado otras mil veces. ¿Ya? Lo que queda es mucho más fácil, esa última cantidad de años solo tienes que multiplicarla por 13 y tienes la edad del universo. Si has llegado hasta aquí has conseguido algo de lo que yo en 15 años no he sido capaz. Y digo 15 porque desde que oí la cifra de un millón de años con 5 años mientras investigaba lo que era un dinosaurio llevo intentándolo y no he podido… ¡cómo para imaginar 13 000 millones! ¡162 500 000 vidas de hombre actual! A escala tan grande… ¿qué es eso que hemos llamado tiempo? Nada. Nada de nada. Y si en 80 años de vida una persona puede hacer tanto… ¿cuánto no puede ocurrir en semejante cantidad de años?
Y una última reflexión. Cuando decimos “¡qué lento se me ha pasado el tiempo!” o “se me ha hecho muy corto”. ¿No es en teoría igual? Así que para cada uno depende de su percepción. Entonces ¿qué más da que parezca que ha pasado más tiempo o menos? Si al final todo se reduce a como nos llegue a nosotros ese lapso “invariable”, esa “magnitud física”.

A punto de dormirme decido que el tiempo no importa, que nada debe definir “presente, pasado y futuro” si no que solo hay un presente, y que haré lo mejor de él…

El reloj marca las 3 mientras sus segundos van pasando imparables. Y me duermo. Justo a tiempo.


Arkham

martes, 9 de marzo de 2010

...Libertad...

Apresado por cadenas invisibles
Intento pensar en como me voy a liberar.
Aprietan, son gruesas, inamovibles
Son las cadenas de la Libertad

En cada rincón de mi mundo te busqué
En cada mirada, en cada corazón que encontré
Te perdiste y fue para siempre
Sumiéndome en un torbellino de amargura.
Quizás fuiste un juego del subconsciente,
Un mero reflejo de mi locura.

Intentar buscarte…¡qué osadía!
Pues tú eres la gran fugitiva
De todas las Ideas, la más esquiva
Mas te encontraré algún día
Ven aquí Libertad, ven aquí amada mía.

Hoy brindaremos por ti, como siempre
¿Por qué nunca asistes a nuestro banquete?
Miraré tu silla vacía, y a viva voz diré
“Va por ti, siempre ausente”

Y buscarte es nuestro error inefable
Aunque no hacerlo nos aterra
Ya que el hombre siempre se aferra
A tratar de alcanzar lo inalcanzable

Hoy bebemos a tu salud, como siempre
¿Por qué nunca asistes a nuestro banquete?
Miraré tu silla vacía, y a viva voz diré
“Va por ti, anhelada, efímera, volatil, etéra... inexistente”


Arkham

lunes, 8 de marzo de 2010

Los sueños...

Hoy toca un tema recurrente a lo largo de la historia (y por ende la literatura) del hombre: los sueños.

Segun la Real Academia Española sueño es "el conjunto de sucesos o imagenes que se dan en la fantasía de alguien mientras duerme" Solamente con ver esa definición se puede entender que hay cosas que las palabras no pueden expresar... ¿realmente el concepto de sueño se puede expresar con esa sentencia? Yo creo que no. Los sueños que tenemos dormidos solo forman una ínfima parte de lo que entendemos por sueños.

Intentaría corregir esa definición... pero ¿quién soy yo para desacreditar a los maestros de la lengua que han escrito el diccionario? Diré simplemente lo que para mi son los sueños.
Los sueños son todo aquello que deseamos con fuerzas que ocurra, aquello en lo que depositamos nuestras ilusiones para que tenga lugar. Son ese lugar donde imaginación y razón se unen, donde intentamos desafiar a la dura y fría lógica que rige la mayoría de nuestras acciones. Son la conjugación de nuestros más profundos deseos en una sola imagen. Son aquello que nos da esperanzas cuando no las hay.

Creo que no hay forma mejor de terminar esta introducción a un tema tan complejo que de la mejor manera posible, con Martin Luther King y su discurso "Yo tengo un sueño" --> primera parte y segunda parte

El sueño de Luther King se hizo real (más o menos), al igual que tantos otros. Neil Armstrong de niño queria visitar la Luna... y alli plantó la bandera de su país, el primero de la historia.

¿Qué seriamos sin los sueños? ¿Puede alguien vivir sin las ilusiones que conllevan? más importante aún ¿Puede alguien madurar sin las desilusiones que conlleva NO conseguirlos? Porque mucho mas a menudo de lo que nos gustaría los sueños nos demuestran que no son mas que eso, sueños, producto de la fantasía de cada uno y meras conexiones de una manera determinada en las neuronas de nuestro cerebro... a veces nos olvidamos de todo esto y decidimos correr, no, más bien sprintar hacia un sueño. Y llegamos a el, listos para asirnos a él y no soltarnos... y nos encontramos con que lo atravesamos, pero llevamos tanta inercia que no podemos parar... y caemos al vacío que hay detrás.

¡Ah! ¡Malditos sueños! ¡Cuántas esperanzas me habeis creado! ¡Cuántas veces me habeis engañado! ¡En tantos torneos he salido victorioso! ¡En tantos conciertos he triunfado! ¡Tantas veces el amor prevalece! ¿Cuntas regañinas de profes y padres no me habeis buscado?

Tantas veces me habeis hecho creer que sería feliz...

¡Malditos Sueños! ¡Cuanta vida me habeis dado!


[Continuará...]

Arkham

domingo, 7 de marzo de 2010

Tiempos Modernos

Como diría Charles Chaplin, corren tiempos modernos (hasta incluso le dedicó una pelicula al tema) hoy en día todo el mundo tiene una televisión en su casa con TDT (si no a partir del 10 de Marzo van jodidos para ver la telebasura habitual). Cada persona tiene su movil individual e intransferible. En la casa donde haya niños habrá consola (y en muchas donde no hay niños también).

¿Quién no tiene hoy en dia un ordenador practicamente propio? ¿cuántas familias no tienen coche? Antes era raro ir a esquiar "eso es de pijos", se decía. Ahora según se acerca el invierno los tablones de anuncios se llenan de carteles que anuncian viajes para ir a esquiar a un precio mas que asequible.

¿Y a qué viene todo esto? A que es rara la persona que no pertenece a ninguna red social. Ellos mismos se denominan como "la resistencia". No soy un gran fan de las susodichas redes, pero pienso q son parte de la vida cotidiana y por tanto no hay que darlas de lado. Así que de esta manera abro mi blog.

Un Saludo para todos...
Arkham