martes, 21 de septiembre de 2010

Tiempo...












Tumbado en mi habitación oscura por la caida de la noche miro al techo, intentando reencontrarme con un amigo un poco furtivo y en muchas ocasiones evasivo: el sueño. Pocos sonidos perturban el silencio: alguna cañería; el ocasional coche que vuelve a su casa después de una larga jornada o quizás un encuentro con alguien alargado más de lo previsto, te preguntas por sus vidas, ¿quién serán? ¿estarán agobiados por las deudas como la gran mayoría del país? pero no es de eso de lo que quería hablar; oyes un camión de la basura... demasiado ruidoso para el silencio que le precedía y que le sucederá... se va el camión y otra vez silencio, casi completo. El casi viene por ese reloj que hace tic-tac, ese sonido que tenemos tan integrado en nuestras habitaciones. A nadie le extraña llegar a un sitio y oír "tic-tac", es más es hasta raro no oírlo, o por lo menos no tener noción del paso del tiempo. Si no tenemos reloj nos encontramos como perdidos, preguntamos la hora y cuando la vemos normalmente nos damos cuenta de que tenemos una noción equivocada de él y nos sorprendemos, necesitamos controlarlo. Como todo en nuestras vidas. El tiempo es de las pocas cosas que el hombre es incapaz de controlar... y eso eso le hace sentir indefenso ante el paso inexorable de éste, ante la moción eterna e imparable de las agujas de un reloj.

Pero realmente que es el tiempo... una vez más pongo una definición oficial de la RAE: "Magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Su unidad en el Sistema Internacional es el segundo." Perfecto... eso no dice absolutamente nada. ¿Qué es una magnitud física si no algo que el hombre ha definido? Claro, es comprensible, hubo un punto que aquello de que algo ocurrirá cuando “el sol esté en su punto más alto” se quedaba un poco escaso e impreciso para determinar en qué momento pasará. Así que se establecen horas, en intervalos regulares para controlar en qué momento estamos. Entonces el tiempo es una magnitud física indiscutible. Cada segundo es igual que el anterior. Existe el mismo intervalo entre todos los segundos, en todo momento y en cualquier lugar. El hombre una vez más consigue controlar algo que se le había escapado.
O tal vez no. Siempre hay alguien que fastidia todo. En este caso fue un tal Einstein, o algo así. Decía que el tiempo no era igual en todas partes, que pasaba más lento cuanto más te alejases del centro de este nuestro planeta. ¿ah! Y que si viajas a la velocidad de la luz el tiempo no pasa para ti. Entonces ¿qué demonios es el tiempo?
Como iba diciendo, oigo el tic tac de mi reloj, marcando el paso de los segundos, todos iguales… y diferentes a la par. Porque, aún tumbado en la cama, sin hacer nada, cada segundo es completamente diferente al anterior. Mis pensamientos evolucionan en una cadencia que, si no fuese por el agotamiento físico que tarde o temprano reclama su hueco y te sume en un sueño profundo, podría ser infinita. Así que en cierto modo no soy el mismo que hace un segundo. Y eso que un segundo nos parece un lapso ínfimo. ¿Qué hacemos normalmente en un segundo? Da tiempo (otra vez la dichosa palabra) a decir un “hola”, a tropezarte, más que de sobra da tiempo a encender un interruptor (de hecho la luz podría estar a 300 000 km de ti si la dejases, solamente en ese segundo). Incluso algunos dicen que da tiempo a enamorarse. Allá cada uno, enamorarse se disfruta más cuanto más evolucione el sentimiento. Pero no quiero irme por los cerros de Úbeda. En un segundo podrías encadenar decenas de pensamientos que te harán ser bastante diferente de lo que eras un segundo antes. Por no hablar de lo que ocurre en tu cuerpo mientras no miras, células que se replican, proteínas que se sintetizan… ¿un montón de cosas, que ni siquiera percibes!

Vámonos ahora al otro extremo. La Tierra se creó hace 4567 millones de años. Los dinosaurios se extinguieron hace 250 millones de años y el primer homínido apareció hace unos 4 millones de años. Ahora párate un momento, solo un momento e imagínate lo que son mil años... ¿puedes? Imagínate mil veces eso ¿sigues pudiendo? No olvides ese pensamiento e imagínatelo ampliado otras mil veces. ¿Ya? Lo que queda es mucho más fácil, esa última cantidad de años solo tienes que multiplicarla por 13 y tienes la edad del universo. Si has llegado hasta aquí has conseguido algo de lo que yo en 15 años no he sido capaz. Y digo 15 porque desde que oí la cifra de un millón de años con 5 años mientras investigaba lo que era un dinosaurio llevo intentándolo y no he podido… ¡cómo para imaginar 13 000 millones! ¡162 500 000 vidas de hombre actual! A escala tan grande… ¿qué es eso que hemos llamado tiempo? Nada. Nada de nada. Y si en 80 años de vida una persona puede hacer tanto… ¿cuánto no puede ocurrir en semejante cantidad de años?
Y una última reflexión. Cuando decimos “¡qué lento se me ha pasado el tiempo!” o “se me ha hecho muy corto”. ¿No es en teoría igual? Así que para cada uno depende de su percepción. Entonces ¿qué más da que parezca que ha pasado más tiempo o menos? Si al final todo se reduce a como nos llegue a nosotros ese lapso “invariable”, esa “magnitud física”.

A punto de dormirme decido que el tiempo no importa, que nada debe definir “presente, pasado y futuro” si no que solo hay un presente, y que haré lo mejor de él…

El reloj marca las 3 mientras sus segundos van pasando imparables. Y me duermo. Justo a tiempo.


Arkham